Por esas extrañas coincidencias de la vida Primelles vio la luz en Puerto Príncipe el día en que se iniciaron las luchas independentistas. Nació del amor de Don Manuel Primelles Zaldívar y María de los Dolores Beatriz Cisneros Sayas.

Como su padre estaba comprometido con la causa libertaria, Oscar creció en la manigua en medio del fragor de los combates y los sinsabores que toda contienda bélica trae sobre la niñez.

Desde muy pequeño demostró gran afición por el estudio, así como por conocer la historia de su patria que le valdría años más tarde un acérrimo accionar independentista. Con los recursos que le dejó su progenitor, rico azucarero muerto en los primeros años de la Guerra Grande, esfuerzos propios y la ayuda de algunos familiares se costeó sus estudios.
Cursó el bachillerato en Puerto Príncipe y más tarde la carrera de Medicina en la Universidad de La Habana. De Santa Rufina, lugar donde residía su familia materna en el actual territorio de Najasa, a la ciudad debía recorrer alrededor de catorce leguas a pie. Cuentan que solo llevaba en su equipaje un jabón, una toalla y varios periódicos. El jabón le servía, según el propio Primelles, para bañarse en cualquiera de los numerosos ríos y arroyos por los que tenía que pasar, la toalla para secarse y los periódicos tenían uso diverso, unas veces lo cubrían del sol abrasador, otras le servían para sentarse en las piedras y troncos de los árboles y también como papel higiénico.
En Puerto Príncipe Oscar y su madre, que lo acompañaba siempre, eran recibidos en la casa del brigadier Cornelio Porro casado con una medio hermana suya hija de Manuel. Al camino anteriormente descrito se le suma ahora un viaje en tren hasta Nuevitas y desde allí en barco hasta la capital. Se gradúa como médico en la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad de La Habana, donde se diplomó el 22 de julio de 1892 con calificación de sobresaliente. Su certificado está firmado por el Capitán General Alejandro Rodríguez Arias.
Ejerce la profesión en La Palma, Pinar del Río y se radica en la casa de los doctores Rogelio y Enrique Santos. Sus prácticas frecuentes de tiro levantan las sospechas de algunos elementos opuestos a la independencia de Cuba que lo denuncian. Fichado por las autoridades españolas se ve precisado, por esta causa, a regresar a Camagüey. Santa Cruz del Sur es el nuevo punto que conoce de su labor de galeno.
Al estallar la Guerra de Independencia, Primelles quien ya conspiraba junto a su tío Ramón Antonio Cisneros Sayas fue designado por el Marqués de Santa Lucía, Salvador Cisneros Betancourt, para una misión delicada y secreta. Sorteando muchos escollos, el joven doctor, llegó hasta Manzanillo donde se encontraba Bartolomé Masó a quien entregó unos pliegos encomendados por el Marqués. Un amigo , residente en el poblado de Santa Cruz del Sur y que ocasionalmente se encontraba allí, le advirtió que las autoridades españolas conocedoras de aquella misión habían dictado orden de detención contra él.
El 5 de junio de 1895 establece campamento en la finca El Pilar al frente de una partida de 18 hombres, “marcharon después a la finca El Ciego cuya casa de vivienda y corrales incendiaron porque decían era un abrigadero de soldados españoles” El 8 del propio mes se encuentra con Gómez en las Pulgas y el día 10 participa en Sabanilla de los Junco en la “gran reunión” entre las fuerzas orientales y camagüeyanas. Decidió combatir como soldado a servir como médico. Por su entrega a la causa, Gómez le otorgó los grados de comandante y le dio la misión de organizar el Regimiento de Caballería Camagüey. El 15 de agosto de 1895 fue ascendido a teniente coronel. Participó en la Campaña Circular y en los combates de El Mulato, Ceja de la Larga, San Jerónimo, entre otras muchas acciones.
El 9 de diciembre de 1895 bajo las órdenes del Mayor General Mayía Rodríguez, jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, participa en el combate del ingenio El Congreso cerca de Minas contra una fuerza de aproximadamente 70 infantes. Un joven soldadito español, muy diestro en el uso de la bayoneta logró derribarlo del caballo hiriéndolo mortalmente . Tenía 27 años.
Contaba Santos San José , testigo presencial del combate, que ya moribundo gritó a un mambí imaginario ¡Tírale!, ¡Tírale! y que al volverse el soldado español para defenderse del enemigo su compañero de armas Arturo Melián logró darle muerte.
Por acuerdo del 28 de marzo de 1916, la Cámara Municipal de Camagüey, nombró la calle San Esteban, Oscar Primelles, una calle de Nuevitas, una de La Habana y varias escuelas llevan también su nombre.
Al soldado español que terminó con su vida se le erigió una estatua en su pueblo natal por haber dado muerte a un importante jefe mambí.
Autor: M.Sc. José Antonio Morales Oropesa