Los primeros pobladores

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El territorio de la actual provincia de Camagüey estuvo habitado antes de la conquista y colonización europea por los primitivos pobladores de las islas del Caribe, descendientes de un tronco étnico común suramericano. Esta región estaba dividida en tres zonas, bajo el control de los cacicazgos de Camagüei o Camagüeybax, Caonao y Guáimaro, donde se detectaron dos grupos aborígenes predominantes: preagroalfareros y agroalfareros.


Los preagroalfafreros se dedicaron a la caza de animales, reptiles y aves que estaban en su hábitat, a la pesca en aguas de la plataforma, lagos y ríos y la recolección de frutas y vegetales comestibles. Utilizaban para la confección de sus instrumentos los materiales que aportaba el medio, por lo cual en lo fundamental, estaban hechos de piedras, conchas, huesos de animales, fabricados de forma rudimentaria y su acabado era tosco. Emplearon la técnica del lascado en la elaboración de cuchillos de silex y hachas de piedra. Poseían además redes, anzuelos, canoas, morteros, piedras moledoras, raspadores y gubias. El uso del fuego les facilitó alumbrarse en la oscuridad de la noche, ahuyentar insectos y animales salvajes, proveerse de calor en el invierno y cocer sus alimentos. El hecho de que este grupo, tomara de la naturaleza lo que necesitaban para su subsistencia y no practicaran la producción de alimentos hace que se clasifique su economía de apropiadora.
Los agroalfareros fueron más desarrollados. Vivían en casas de formas diversas. Entre ellas los bohíos, aún hoy usados con un toque de modernidad por los campesinos cubanos. Además de cazar jutías y aves, pescaban y recolectaban los abundantes frutos de montes intrincados, pero lo más particular era que practicaban la alfarería y la agricultura. En esta última, con la coa, abrían agujeros al suelo fértil y echaban las semillas de maíz u otra planta que deseasen cultivar. Se cortaban el pelo, andaban con vestimentas rudimentarias y practicaban diversos festejos religiosos.
Poseían diversos instrumentos de trabajo que iban desde los platos de huesos como los recolectores-cazadores hasta vasijas como los agricultores-alfareros. Tenían muchas armas destinadas a la caza: lanzas, arcos, flechas y macanas. Con conchas, huesos y piedra hicieron también sus cuchillos. Aunque sólo era para el cacique aprendieron a hacer sillas, que eran de madera. También tenían instrumentos para la realización del casabe o para hacer música.
Eran buenos en las pictografías, hechas con distintas sustancias que extraían del medio. Muchas de sus obras fueron elaboradas con fines religiosos como las que aparecen en las cavernas de Gaspar Najasa, en la Sierra del Chorrillo, formadas por círculos concéntricos muy asociados con la muerte.
Es muy poco lo conocido e investigado acerca de la presencia de aborígenes en estas tierras. Felipe Pichardo Moya en el artículo titulado “Zonas arqueológicas de Camaguey” publicado en el año 1939 en la revista Arqueología, dice: “de la zona de Najasa (…) solo conocemos objetos aislados: Hachas petaloides y un peso de red en forma de disco con agujero central, sazonado todo ello con la versión de existir restos humanos y cerámicas en sus cavernas. Se refiere también a esta zona Antonio Núñez Jiménez cuando plantea que “en el barrio Guaicanamar (…) existen dos cavernas con vestigios de haber sido utilizadas por los indios camagüeyanos”
Sobre este particular, lo más importante hasta el presente, es el descubrimiento del primer sitio aborigen. El hallazgo fue realizado el 31 de octubre de 1991 en la cima de la loma La Caridad, en un sistema de cavernas pertenecientes a la Sierra de Guaicanamar. En el interior de una pequeña cueva aparecieron restos de cerámica y silex. El sitio, debido a las características físicas del lugar, como a la magnitud de los materiales recolectados, parece indicar un paradero temporal o cueva ceremonial.
En junio de 1992 un nuevo sitio aborigen fue sometido a cuidadoso análisis. La denominada Cueva de Orfilio guarda pictografías aborígenes. Núñez Jiménez y otros especialistas catalogaron el descubrimiento como “uno de los más valiosos hallazgos arqueológicos de los últimos años en Cuba”. La historicidad del lugar podría remontarse a 500 años y son las primeras descubiertas al sur de la isla. Las comunidades que habitaron la región pertenecían a grupos agroalfareros, las cerámicas encontradas presentan bordes redondeados e invertidos, ausencia de asas y decoraciones, grosores no uniformes entre los diferentes fragmentos. Es predominante en las mismas el color pardo claro y las huellas de flameo son abundantes, además de una buena manufactura.
Todo lo expuesto con anterioridad hace pensar en que estas tierras fueron zona de paso para los aborígenes que se asentaban en la costa sur y el centro de la provincia. De su lenguaje han llegado hasta nuestros días palabras como: Casimba, Jobabo, Jarico y el propio Najasa para designar lugares, Guanayú nombra un arroyo afluente del río Sevilla , Yaquimo es un río y yuraguana una planta que crece en estas serranías.