Muy pocas personas en Najasa conocen de la presencia de una piedra de proporciones gigantescas en uno de los potreros al fondo de la finca Los Charcos, cercana a Carrasco, propiedad de la familia Guerra Rodríguez. Hace unos años cuando los campos estaban cubiertos de hierba de guinea y los grandes rebaños de ganado moteaban el paisaje, aquel monolito de origen volcánico podía verse desde una gran distancia alzando su negrura a unos 20 metros sobre el nivel del suelo y con aproximadamente 40 metros de circunferencia.
De la piedra no solo destaca su altura, es llamativo que esta se asienta a su vez sobre tres piedras muy grandes que permiten a un hombre de mediana estatura pasar un poco encorvado por debajo de la misma. Y no solo eso, cuentan que una pareja de enamorados pasó su luna de miel bajo la inmensa mole. Aunque el temblor de tierra que se produjo hace unos años la promovió ladeándola un poco no deja de impresionar a los que la visitan por su majestuosidad.
Desde la parte más alta de la roca se ofrece a los ojos de los atrevidos que logran escalarla un hermoso paisaje; hacia el noreste puede verse la sierra de El Chorrillo con sus numerosas cuevas y el cinturón exuberante del bosque que la rodea. Al sur un paisaje impresionante de palmas reales se extiende hasta la línea donde coinciden el cielo y la tierra.
Autor: M.Sc. José Antonio Morales Oropesa