Najasa - Camagüey

Tierra esplendorosa de ganaderos

Estratagemas mambisas por la libertad de la patria

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Durante las Guerras por la independencia de Cuba, los mambises, debido a las diferencias abismales que los separaban del enemigo, en cuanto al número de combatientes y la cantidad de armas, se vieron precisados a hacer uso del ingenio propio del cubano para poder vencer.
Usaron variados métodos que fueron desde soltar una manada de toros bravos sobre las columnas peninsulares hasta la utilización de enjambres de abejas que envueltas en yaguas eran lanzadas contra las filas de soldados causando el desorden y las dolorosas picaduras de los insectos. Los españoles consideraron estos métodos como infantiles e inútiles aunque alguno debió llevar sobre su cuerpo alguna cornada o tal vez muchas picaduras dolorosas de abejas.


En una ocasión en el Ciego de Najasa dos mambises ante la proximidad de una columna española no tuvieron otra alternativa que esconderse subiéndose a un alto y frondoso árbol. Desde este observatorio natural pudieron vigilar todos los movimientos de los soldados, escucharlos hablar y saber de sus planes. Como era de noche pensaron que en un momento determinado podrían bajar a tierra y escapar subrepticiamente protegidos por la oscuridad. Sin embargo sus planes se vieron frustrados cuando el jefe armó su tienda precisamente en el tronco del árbol. No tuvieron otro remedio que mantenerse sin chistar en la copa del árbol. Antes del amanecer, para alivio de los dos hombres, la columna continuó su ruta y pudieron bajar urgidos por perentorias necesidades.
En otra ocasión, corría el año de 1873 y los mambises planificaron una acción militar. Se propusieron apoderarse del destacamento de Hato Potrero. Los españoles mantenían esta posición en la margen sur del río Najasa a pesar de considerarlo junto a los ubicados en San Juan, Chorrillo y La Sacra de poca utilidad pues no protegían poblados, ni zonas cultivo y solo servían para mermar las fuerzas del ejército que hubieran sido más necesarias en columnas.
Debido a lo llano y descubierto del lugar era imposible realizar un ataque sorpresa sin ser descubiertos, por eso urdieron un curioso plan. La operación comenzó en horas de la madrugada. Cada hombre había cortado una elevada rama que lo ocultaba. Se situaron a unos cuarenta pasos unos de otros simulando un pequeño bosque y comenzaron a avanzar sin ser vistos por los soldados españoles. Cada cierto tiempo y en voz baja el jefe daba la orden de detenerse, afirmaban la rama en la tierra y observaban la tranquilidad del campamento para luego volver a reanudar la marcha. Era necesario situarse a una distancia donde las descargas de los fusiles fueran efectivas.
Un cabo de guardia que oteaba los alrededores descubrió al filo de la aurora un bosque donde el día anterior había una sabana. Preocupado llamó a algunos de sus compañeros que decidieron, dado lo inusitado del acontecimiento, dar parte al comandante del destacamento y comprendiendo éste lo que podía ser, mandó hacer fuego contra el supuesto bosque. Cuenta el parte español que “El enemigo soltó las ramas y se dio á la fuga.

Autor:  M.Sc. José Antonio Morales Oropesa

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